Miradas que duran horas. Sonrisas tímidas que hacen temblar. Caricias en el cuerpo, suavemente, de la manera mas delicada que se puede tratar a una persona. Con miedo a perderla, pero seguro de su amor. Gestos. Respiraciones aceleradas. El contacto de su piel con la de ella. Mil sentimientos al mismo tiempo. No piensas lo que haces, solo escuchas a tu corazón, él guía tus movimientos. Dos personas conectadas de una manera inexplicable, compenetradas y totalmente unidas. Dos alientos respirando juntos. Al mismo tiempo. Todo alrededor desaparece. Solo están ellos. Se miran el uno al otro, sin cansarse. No hacen falta palabras. Saben perfectamente lo que el otro esta pensando. Y no hay momento más vulnerable que ese. El momento en el que una persona se entrega por completo. Deja sus escudos a un lado para exponerse al peligro. Y ya es demasiado tarde. Pronto algo falla y todo se deshace. Es el momento de olvidar. De curar las heridas. Las primeras veces se supera. Pero al final el corazón tiene demasiados agujeros y nada es capaz de volver a cubrirlos.
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